Mutilación genital femenina podría ser el título perfecto para una película de miedo. Coges palomitas, una buena manta y enciendes la tele. Sabes que llegará ese temido momento de angustia, tu reacción será cerrar los ojos y decirte “no pasa nada, esto solo ocurre en las pelis”. Ojalá la mutilación genital femenina fuera eso: una peli de miedo que es imposible que ocurra en la realidad. Sin embargo, por desgracia, es una triste realidad que sobrepasa toda ciencia ficción.
¿Qué es la mutilación genital femenina?
La mutilación genital femenina es una práctica tradicional nociva que consiste en la extirpación parcial o total de los genitales externos femeninos o en otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Se practica especialmente a niñas que tienen entre 0 y 15 años.
Lejos de ser una realidad aislada, en 2024 casi 4,4 millones de niñas – o lo que es lo mismo, más de 12 000 cada día- corren el riesgo de sufrirla en todo el mundo. ¿La heroína de la película? Posiblemente la sensibilización y la educación. Es por ello que nace el día 6 de febrero como el Día Mundial de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina. ¿Su arma letal? Convertirse en un día clave para concienciar y movilizar a la sociedad acerca de la importancia que tienen la educación y el trabajo comunitario a la hora de proteger a las niñas de esta práctica tan dañina.
Una violación de derechos sin justificación
El Día contra la Mutilación Genital Femenina nos recuerda el argumento principal de la película: en cualquiera de sus formas, esta práctica constituye una violación de derechos humanos fundamentales de las niñas y las mujeres.
Esta intervención no aporta beneficios para la salud. De hecho, todo lo contrario. No solo entraña riesgos inmediatos, como hemorragia, infecciones, transmisión del VIH o retención de orina; sino que también puede provocar complicaciones a largo plazo para la salud y el bienestar físico, mental y sexual de las mujeres. Por ello, también viola los derechos de la persona a la salud, la seguridad y la integridad física junto con el derecho a no ser torturado ni sometido a actos crueles, inhumanos o degradantes.
La persistencia de la mutilación genital femenina
Llegamos a ese momento en que el único desahogo es hablarle a la pantalla: ¿si es una violación de derechos humanos por qué se sigue practicando? No tiene una respuesta fácil o directa. Existen muchos factores que contribuyen a la supervivencia de esta práctica. Sin embargo, todos tienen un punto en común, la mutilación genital femenina refleja una arraigada desigualdad de género.
En algunos contextos, se percibe como un rito de iniciación, mientras que en otros se utiliza para reprimir la sexualidad de las niñas o preservar su castidad. Asimismo, en regiones donde esta práctica es más común, las comunidades la consideran un requisito para contraer matrimonio o recibir la herencia. Como consecuencia, esto añade una nueva dificultad para que los padres deseen evitar que sus hijas sufran esta intervención. Pues, aquellas familias que rechazan esta práctica se enfrentan al aislamiento social y ponen en riesgo el futuro matrimonial de sus hijas.
Esta práctica se concentra en cerca de 30 países de África, Oriente Medio y Asia Meridional, así como en algunos países asiáticos, como India, Indonesia, Iraq y Paquistán, y en pequeñas comunidades de Latinoamérica. La mutilación genital femenina en España está contemplada como delito en el Código Penal. Sin embargo, a pesar de ser un problema con una baja incidencia y con prevalencia desconocida, sigue siendo un problema vivo y persistente. Pues, 3650 niñas y mujeres corren riesgo de sufrirla alguna, según un estudio sobre la Mutilación Sexual Femenina en España, realizado por la Fundación WASSU-Univ Autónoma de Barcelona con el apoyo de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.
En busca del desenlace: desafíos y avances en la erradicación de la mutilación genital femenina
Parece que llegamos al fin de la película, la pantalla se apaga y las luces se encienden: siete de cada diez mujeres y niñas que viven en países donde se realiza la mutilación genital femenina piensan que esta práctica debería erradicarse. Sin embargo, aún queda muchas segundas partes.
La erradicación de la mutilación genital femenina exige esfuerzos coordinados donde participen jóvenes, progenitores, líderes religiosos, organizaciones de la sociedad civil, activistas, profesionales médicos, educadores y responsables políticos. Desde hace 25 años, organizaciones internacionales han puesto en marcha acciones para eliminar esta práctica. En 2002, la Asamblea General de Naciones Unidas consideró que tradiciones como esta suponen una gran amenaza para las niñas y las mujeres. Un año después, la Unión Africana prohibió cualquier tipo de mutilación genital femenina en el conocido Protocolo de Maputo. Además, la Agenda 2030 contempla la eliminación de toda práctica dañina y nociva para la mujer en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 5.
Las niñas tienen hoy un tercio menos de probabilidades de ser sometidas a esta intervención que hace treinta años. Sin embargo, hay que avanzar diez veces más rápido para cumplir con el objetivo mundial de eliminar la mutilación genital femenina para 2030. El Día contra la Mutilación Genital Femenina nos recuerda que la película aún no he llegado al desenlace final.