La asistencia internacional humanitaria es una respuesta de emergencia enfocada en ayudar a una población en situación de crisis. Tiene dos únicos objetivos: salvar vidas y reducir el sufrimiento de las personas. Hoy queremos contarte cómo se pone en marcha todo el sistema de ayuda de emergencia, centrándonos especialmente en el rol de ONG como Ayuda en Acción.
Cubrir necesidades básicas: clave en la respuesta de emergencia
Cuando ocurre un desastre que deriva en una situación de crisis humanitaria de una población determinada, es habitual que las personas de esa población, en su mayoría, no puedan cubrir sus necesidades básicas de forma autónoma. Cuando hablamos de necesidades básicas nos referimos a acceso a alimentos, agua, saneamiento básico, higiene, salud, refugio y educación básica. Además, en crisis humanitarias de cualquier tipo, es importante asegurar la protección para personas que puedan ver peligrar su integridad física, psicológica o social por la desprotección y/o exposición a la que se enfrentan. Algunos ejemplos de estos riesgos podrían ser violencia sexual o basada en género, discriminación, estafa o amenazas.
Los pasos a dar en una respuesta de emergencia
La respuesta de emergencia es un proceso planificado y estructurado que empieza mucho antes de la ocurrencia de una crisis humanitaria. Existen organizaciones (internacionales o no gubernamentales) que están especializadas en asistencia humanitaria y otras que, pese a no lo están de manera exclusiva, como es el caso de Ayuda en Acción, dan respuesta de emergencia ante crisis humanitarias. En uno u otro caso, es fundamental seguir ciertos pasos para que la ayuda entregada llegue en forma y tiempo.
Veamos cuáles son esos pasos, que deben producirse a horas y días de que ocurra el inicio de la emergencia:
#1 Plan de contingencia nacional
En el caso de organizaciones internacionales, es prioritario contar con un plan de contingencia adaptado a cada uno de los países donde se trabaja. Así lo hacemos en Ayuda en Acción, donde las oficinas en cada país elaboran y mantienen actualizados sus planes de emergencia. En ellas se definen escenarios posibles de desastres y se definen los distintos componentes de una respuesta de emergencia.
Un plan de contingencia debe integrar indicadores, umbrales de alerta y activación según estándares de actuación y comunicación, lista de proveedores pre-identificados, roles y responsabilidades de los miembros del equipo, así como posibles socios locales para la implementación de las acciones.
#2 Seguimiento continuo de posibles crisis
Hay que hacer un seguimiento (monitoreo) en referencia a los indicadores que pudiesen revelar el riesgo, desencadenamiento y magnitud de una crisis humanitaria. De esta forma, nuestra actuación podrá ser más ágil llegado el caso.
#3 Alerta y activación
La ocurrencia de un desastre de origen natural o eventos bélicos que potencialmente pueden generar una crisis humanitaria ponen en alerta al espectro de entidades internacionales humanitarias.
Sin embargo, son los propios gobiernos nacionales de los países afectados quienes, en coordinación con las entidades de socorro locales, están a cargo y deben responder a las crisis humanitarias. No obstante, cuando la magnitud del desastre sobrepasa la capacidad de respuesta local, los gobiernos suelen hacer un llamado de ayuda internacional.
Es esto (o la omisión de esa llamada ante una crisis abrumadora) lo que activa y justifica la respuesta humanitaria internacional, teniendo siempre en mente que jamás debe reemplazar o inducir el incumplimiento de las obligaciones que tienen los Estados.
#4 Análisis de capacidades internas y valor agregado
Es un momento clave para asegurar la efectividad de la respuesta. En el caso de ONG como Ayuda en Acción, es necesario evaluar si disponemos de personas en terreno para hacer un reconocimiento de la zona de intervención o hay que enviar personal especializado desde las sedes centrales. También hay que contemplar los recursos logísticos con los que se cuenta, algo que debe estar ya previsto en el plan de contingencia.
#5 Envío de equipo a zona afectada e inicio de coordinación inter-institucional
Ya se supone que se ha definido al equipo que se desplazará a la zona: unas tres o cuatro personas. Serán ellas las encargadas de ejercer una labor de coordinación interinstitucional (con organismos internacionales, con gobiernos y con otras ONG, entre otras). El caos es habitual cuando se produce un desastre, sea del tipo que sea; para evitarlo, esta coordinación es fundamental.
Es clave compartir información suficiente que permita al conjunto de actores actuar de forma más eficiente ante la emergencia. Esta información está estrictamente relacionada con necesidades básicas (refugio, alimentación, sanidad e higiene, exposición a violencia, educación…) y con el trabajo que el resto de organismos realizan en la zona.
#6 Diagnóstico de necesidades in situ
Se debe decidir, en base a la coordinación y la información obtenida, dónde será más pertinente levantar información para una mayor efectividad de la intervención. Una vez sabiendo eso y conociendo también tu propio expertise, podremos buscar el nicho y la zona donde nuestro trabajo sea más útil para salvar vidas.
En esta etapa es importante ser ágiles, por lo que la metodología que utilizaremos se basará en encuestas y entrevistas simplificadas a la población afectada por la emergencia. Con los resultados, levantaremos un informe que será útil en la próxima fase.
#7 Movilización de recursos
El informe levantado se usará para enviar a financiadores y para poder transmitir las necesidades que existen de cara a obtener recursos que la ONG o institución pueda destinar a dar respuesta a la emergencia.
#8 Respuesta de emergencia
Habiendo obtenido los recursos, comenzaríamos la fase de respuesta. Esta se centra prioritariamente en la cobertura de necesidades básicas (a través de alimentación, agua, sanidad, etc.) y la entrega de dinero (en efectivo o a través de cheques) las formas más comunes de apoyo. En los últimos años es tendencia apostar por el apoyo en efectivo siempre en caso de que la emergencia no haya destruido el mercado local.
Pero, ¿cómo se controla que quienes reciben el dinero lo inviertan en bienes de primera necesidad? Para asegurarlo, una buena identificación de necesidades (y personas que recibirán la ayuda) es clave. No obstante, es cada vez más habitual utilizar cupones o vouchers. Esto consiste en hacer un convenio con negocios locales que acuerdan con la ONG u organismo para hacer posible únicamente la entrega de productos de primera necesidad.
#9 Monitoreo post-respuesta
Desde el primer momento en que comienza la respuesta a la emergencia, la ONG u organismo debe velar por el buen funcionamiento de la ayuda. Es necesario comprobar que la ayuda tenga el impacto esperado. Desde Ayuda en Acción, además, se pone en marcha un sistema de rendición de cuentas a instituciones y a personas o empresas que colaboren.
#10 Identificación y vinculación con procesos de recuperación, rehabilitación y reconstrucción a medio y largo plazo
Esta fase iría más enfocada a organizaciones como Ayuda en Acción, no especializadas únicamente en ayuda humanitaria y con amplia experiencia en la generación de condiciones de vida digna y oportunidades de futuro a medio y largo plazo.
Un ejemplo de esta fase es el trabajo que se hizo en Honduras tras el paso de los huracanes Eta e Iota, donde apostamos por impulsar proyectos de reconstrucción y reparación a largo plazo, una de nuestras señas de identidad.
Probablemente conozcas el proverbio que tanto usamos en cooperación al desarrollo: regala un pescado y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida. Sin embargo, en plena emergencia o crisis humanitaria, la prioridad no es enseñar a pescar, sino salvar vidas y reducir el sufrimiento de las personas afectadas por un desastre. Una vez cubiertas las necesidades básicas, la asistencia humanitaria da un paso adicional para crear las condiciones iniciales y dejar a las familias beneficiarias vinculadas con procesos más a largo plazo. Por eso en Ayuda en Acción entendemos la respuesta humanitaria como una acción necesaria cuando un desastre ha azotado a una determinada población, pero retornamos cuanto antes a nuestros proyectos de desarrollo que generan impactos sostenibles en el tiempo.
2020 ha estado marcado por la COVID-19, pero si hay algo que ni una pandemia global es capaz de parar son las guerras. A continuación, hacemos un repaso de los conflictos activos en 2021.
Guerras y conflictos activos en 2021
#1 Camerún
La ONU estima que cuatro millones de personas necesitan asistencia humanitaria en Camerún. Los conflictos armados se concentran en el norte del país (debido a ataques yihaidistas) y en el oeste, en una guerra que desde 2017 enfrenta a los grupos separatistas con el Gobierno. Preocupa especialmente la situación de inseguridad en la que se encuentran escuelas y docentes: están el punto de mira de los grupos armados que apoyan a los separatistas.
#2 Etiopía
Este país situado en el Cuerno de África lleva tiempo viviendo una tensa situación política, agravada el último año por la escalada de violencia de carácter étnico y las crecientes hostilidades en la región de Tigray. El conflicto estalló en esta zona etíope en noviembre, cuando el gobierno iniciaba una ofensiva militar contra el Frente de Liberación Popular de Tigray. Nuestro compañero Roberto Giuliotto, director de Ayuda en Acción en Etiopía, nos contaba en esta entrevista las claves para entender este conflicto armado.
#3 Mozambique
A los daños provocados por los ciclones Kenneth e Idai y la crisis sanitaria por la COVID-19, se suma la creciente violencia e inseguridad en varias regiones del país. Los ataques de grupos yihaidistas se ha intensificado desde marzo y el Estado Islámico de África Central se hecho con el control de algunas localidades. Todo ello ha provocado que se agrave la situación humanitaria y la seguridad alimentaria de la población. Pero también ha tenido como consecuencia el incremento del número de desplazados internos a quienes apoyamos en nuestros proyectos. En su mayoría, estos desplazados tienen como destino final Cabo Delgado, una de las regiones más pobres del país y donde Ayuda en Acción trabaja desde hace años. La ONU estima que, incluyendo a las comunidades de acogida, el conflicto afecta directamente a 1,3 millones de personas.
#4 Oriente Próximo
Si hablamos de conflictos activos en 2021 no podemos olvidar esta región del mundo que alberga uno de los más longevos de nuestra Historia. Es el caso de la lucha entre Israel y Palestina, cuya solución parece cada vez más difícil. De un lado, Palestina sigue reclamando a la comunidad internacional su reconocimiento como Estado. Por su parte, Israel -con el apoyo de Estados Unidos- está consiguiendo el reconocimiento de más países.
En el caso de Afganistán, en febrero del año pasado se iniciaban las conversaciones de paz entre los talibanes y el gobierno afgano. Pero todavía no se ha acabado con la violencia y no se ha llegado un acuerdo para el alto el fuego. Además, en el país también está presente el Estado Islámico.
Es una de las últimas las regiones en el mundo que se ha unido a la triste lista de guerras y conflictos activos en 2021. Tras casi 30 años de alto al fuego entre el gobierno marroquí y el Frente Polisario, este se rompía el pasado mes de octubre. El detonante se produjo en el paso fronterizo de Guerguerat, cuando el ejército marroquí penetraba en la zona para desalojar a un grupo de saharauis que habían acampado en la pista con el objetivo de interrumpir el tránsito de mercancías.
#6 Sahel
Sahel en árabe significa borde o costa. Recibe este nombre porque está situado entre el desierto del Sáhara (al norte) y la boscosa sabana sudanesa (al sur). Comprende 11 países, muchos de ellos se encuentran entre los más pobres del mundo y cubre una distancia de 5.400 km. Esta zona está marcada por la presencia de milicias y grupos terroristas, especialmente en Nigeria. La ONU alertaba hace unos meses que las necesidades humanitarias en la región están alcanzando niveles históricos. La violencia y los efectos del cambio climático, entre las causas más destacadas, están provocando el aumento del desplazamiento interno (que se ha multiplicado por 20 en menos de dos años) y el incremento de la inseguridad alimentaria.
#7 Siria
La guerra de Siria este 2021 cumple 10 años. El conflicto armado comenzaba para derrocar al presidente Bashar Al Assad. Aunque el Gobierno ha recuperado el control de buena parte del territorio y se han rebajado las tensiones, no se ha llegado a un acuerdo para el alto al fuego y los ataques se siguen produciendo. Las condiciones de la población tampoco son mucho mejores. Tras una década de conflicto la ONU estima que ocho de cada diez sirios viven en condiciones de pobreza y prevé que su situación empeore. Precisamente debido al conflicto armado, 5,5 millones de sirios han buscado refugio en países vecinos como Turquía o Líbano. Preocupa la situación de este país, ya que se enfrenta a una grave crisis económica y los refugiados ya suponen casi una cuarta parte de su población.
#8 República Centroafricana (RCA)
El 27 de diciembre era una fecha clave para detener la escalada de violencia persistente en este país africano desde 2012. Con las elecciones que se celebraban ese día se pretendía consolidar el acuerdo de paz firmado por el Gobierno y catorce grupos rebeldes hace dos años. Sin embargo, seis de estos grupos alzaron en nueva rebelión, han logrado controlar varias localidades y están tratando de tomar Bangui, la capital del país.
#9 Venezuela
Este país sudamericano atraviesa desde hace años una grave crisis política. En diciembre de 2020 se celebraban unas elecciones marcadas por la polémica y la escasa participación, algo que agravó aún más la polarización de la población. A ello se suma la grave crisis económica que ha dejado a millones de venezolanos en una situación de inseguridad alimentaria. Pero no esta no ha sido la única consecuencia: siete millones de personas en Venezuela necesitan asistencia humanitaria y 5,5 millones han tenido que abandonar el país (en 2021, se estima que alcanzará los seis millones). La vecina Colombia se ha convertido en el país de acogida, donde se calcula que actualmente viven casi dos millones de migrantes venezolanos, a los que apoyamos en lugares como Cúcuta.
#10 Yemen
Desde hace seis años la población yemení está sumida en una guerra civil. Esta se inició como consecuencia de un golpe de Estado que ha dividido en tres partes el país. La norte, controlada por los huthis tiene el respaldo de Irán y, en el sur, conviven dos fuerzas: las separatistas y los seguidores del presidente Al-Hadi. Lejos de mejorar, la situación ha empeorado el pasado 2020 con el recrudecimiento del conflicto. Las cifras de desnutrición infantil se han disparado. Se calcula que el 80% de la población necesita asistencia humanitaria y se sitúa, un año más, como la mayor crisis humanitaria a nivel mundial.
¿Alguna vez has oído hablar del cash for work? Te contamos las claves para entender en qué consiste esta forma de intervención ante crisis humanitarias basada en el «dinero por trabajo».
¿Qué es el cash for work?
Los proyectos de cash for work o, lo que es lo mismo, “dinero por trabajo”, son aquellos donde la población beneficiaria recibe ayuda económica a cambio de realizar un trabajo considerado de utilidad pública. Dentro del cash for work se incluyen tareas como construcción de escuelas, reparación de pozos, plantación de semillas, mantenimiento o construcción de caminos, rehabilitación de albergues o instalación de sistemas de riego.
El objetivo de estos proyectos de empleo suele ser doble:
Prestar apoyo a personas en situación de vulnerabilidad a través de empleos que les permitan cubrir necesidades principales como, por ejemplo, la compra de alimentos.
Construir o rehabilitar infraestructuras o activos públicos esenciales para garantizar una vida digna en la comunidad.
Existen varias modalidades de proyectos cash for work. Si nos fijamos en el tipo de empleo que generan, podemos encontrar:
Empleo de emergencia: para suplir la falta de ingresos ante una crisis.
Estacional: para complementar los ingresos en una estación donde haya actividad, por ejemplo, antes de una cosecha.
Empleo a largo plazo: busca originar empleos estables a personas desempleadas o subempleadas de larga duración. Aquí puede incluirse al apoyo a profesionales cualificados como el personal docente, por ejemplo.
Permanente: su objetivo es crear o mantener infraestructuras esenciales como carreteras o sistemas de irrigación.
¿En qué contextos encontramos el cash for work?
Esta metodología busca prestar ayuda a personas que están sufriendo crisis humanitarias derivadas de alguna situación de emergencia. Hablamos de un conflicto armado, un terremoto o una fuerte sequía, entre ootros contextos.
Gracias a este tipo de proyectos, se puede reducir la vulnerabilidad de la población en varias etapas de una crisis:
Emergencia: aquí es posible actuar si los trabajos se han planificado con anterioridad.
Mitigación: para minimizar el impacto del desastre.
Rehabilitación: tras una crisis, se hace más necesario que nunca estar al lado de las comunidades. En esta fase se llevan a cabo tareas de reconstrucción para asegurar que funcionen los servicios esenciales en una sociedad (sistemas de salud y educación, infraestructuras, transportes…).
Como ves, es un instrumento que permite actuar antes, durante y después de las crisis. Esto quiere decir que combina acciones tanto de emergencia y de cooperación para el desarrollo.
Etiopía es uno de los países más castigados por la emergencia climática. Debido a sus efectos, como las fuertes sequías o las plagas de langostas, hoy 16,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en el país, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
La metodología cash for work es uno de los instrumentos con los que hacemos frente a esta crisis humanitaria en Borena, situada en la región de Oromía. Mediante un proyecto reciente desarrollado junto con la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID), hemos ayudado con la modalidad de dinero por trabajo y transferencias directas de efectivo a 2.755 hogares.
Esta ayuda ha permitido que las familias de Borena pudieran comprar alimentos básicos como maíz, sorgo, sal, azúcar o aceite, así como adquirir bienes para, por ejemplo, cuidar de su ganado. Nuestro foco se ha centrado en quienes se enfrentan a una vulnerabilidad extrema: personas mayores, mujeres embarazadas, madres lactantes, mujeres cabezas de familia y personas con enfermedades crónicas.
Una de las principales actividades realizadas bajo el cash for work ha sido la excavación de estanques y pozos. Gracias a ella, las familias han podido acceder a agua potable. También han servido para que el ganado tenga sus propios espacios diferenciados para beber agua, lo que evita un gran número de enfermedades. Además, se han realizado tareas de creación de pastizales y conservación de suelos.
Es importante destacar que todo el proyecto (identificación de beneficiarios, indefinición de qué tareas son de “interés público”, cómo y cuándo se realizan los pagos, etc.) lo realizamos siempre en coordinación con las autoridades, los bancos y las propias comunidades.
¿Te han parecido interesantes estas claves sobre el cash for work? Si quieres saber más sobre nuestros proyectos contra la pobreza y la desigualdad en Etiopía, ¡no te pierdas el blog de Ayuda en Acción!
Desde que comenzó la pandemia de la COVID-19 hay algo que jamás imaginábamos que tuviéramos que aprender. El lavado de manos es fundamental para prevenir enfermedades como el coronavirus pero no siempre es tan fácil como imaginamos. En algunos lugares la falta de agua dificulta esta tarea diaria tan importante para nuestra salud. Hoy te damos todas las razones por las que este gesto puede salvarnos la vida.
La OMS lo advierte desde el inicio: aprender a lavarse las manos
Nos parecía increíble que tuvieran que enseñarnos, a estas alturas, cómo lavarnos las manos de forma correcta para evitar contagiar y contagiarnos de coronavirus. Cientos de vídeos sobre cómo lavarse las manos se hicieron virales. Si tanto éxito tuvieron, eso solo puede significar una cosa: efectivamente, no lo hacíamos bien hasta ahora. Veamos cómo hay que hacerlo:
1. Mojar las manos y aplicar jabón.
2. Frotar las palmas y el dorso de las manos, haciendo especial énfasis entre los dedos.
3. Lavar los pulgares.
4. Rascar cada palma para asegurarnos de que a nuestras uñas también llega el jabón.
5. Aclarar y secar.
Un buen lavado de manos es fundamental para garantizar nuestra seguridad y la de quienes nos rodean. Con las manos saludamos a otras personas, tocamos superficies y objetos, ¡incluso animales! Y los gérmenes están por todos lados.
Cuándo debemos lavarnos las manos es también una cuestión fundamental. Obviamente, es necesario lavarse antes y después de comer o cocinar, así como después de ir al baño o manipular pañales sucios. Cuando toquemos animales o después de hacer limpieza también hay que lavarse, al igual que tras un estornudo o una tos. Hoy más que nunca es además importante lavarse las manos enseguida que lleguemos a casa, intentando no tocar nada para no contaminar en caso de que lleguemos con elementos patógenos de coronavirus (pero también de otros gérmenes perjudiciales para nuestra salud).
Algunos datos: ¿qué enfermedades provoca no lavarse bien las manos?
Existen diversas enfermedades que pueden evitarse con una buena higiene, sobre todo de las manos. Como hemos dicho antes, estas suelen ir a la cara y con ello a boca, ojos y nariz, vía directa a nuestro interior. Describamos alguna de las enfermedades que más se relacionan con una mala higiene de manos:
Diferentes tipos de gripes y catarros
Hoy lo sabemos mejor que nunca. El coronavirus SARS-CoV-2, como decíamos, ha hecho que seamos conscientes de la importancia de lavarnos las manos pero igualmente, con este gesto podremos evitar otros virus catarrales con menor virulencia. Enfermedades respiratorias como la neumonía, en muchos casos derivadas del contagio de estos virus, son la principal causa de muerte infantil en muchos países (se calcula que casi un millón de niños y niñas menores de cinco años murieron por neumonía en 2015).
Unos 700 menores de cinco años mueren cada día por diarrea en países empobrecidos. Otras cifras hablan de medio millón al año. Contar con agua limpia y jabón es fundamental para evitar muertes, sobre todo en la infancia.
Hepatitis A
Este virus se transmite cuando comemos alimentos contaminados, así como bebidas, o bien porque hayan sido manipulados por alguien que porte este tipo de hepatitis. Tener las manos sucias multiplica las posibilidades de contagio, sobre todo en ambientes insalubres. Por eso es importante lavarse las manos tras ir al baño o cambiar un pañal sucio. Pobreza y hepatitis A van en muchos casos de la mano. No suele ser una enfermedad mortal pero sí puede provocar secuelas crónicas.
Cólera
Suelen producirse brotes de cólera en países en desarrollo normalmente cuando ocurren desastres humanitarios y las infraestructuras higiénico-sanitarias brillan por su ausencia. Sus síntomas generan diarreas y vómitos que pueden provocar la muerte por deshidratación si no se trata en tiempo y forma. Las bacterias del cólera suelen estar en las heces, por lo que un buen lavado de manos es fundamental para que la enfermedad no se extienda.
Menores tasas de personas con diarrea (reducción de entre un 23 y 40% de los casos).
Reducción de diarrea en personas con sistemas inmunitarios debilitados en casi un 60% de los casos.
Reducción de virus de gripe y catarro de entre un 16 y 21%.
Reporta también beneficios en la educación, puesto que reduce el absentismo escolar derivado de enfermedades como diarrea entre un 29 y 57%.
Ayuda en Acción y el lavado de manos
Ayuda en Acción desde sus orígenes es consciente de la importancia del agua para el desarrollo. Pero no solo se trata de agua, sino de todo lo que le rodea, incluyendo el saneamiento. La prevención, sin duda, es fundamental para evitar que microbios y gérmenes peligrosos para la salud llegue a los cuerpos de quienes menos frente pueden hacer a los mismos.
En lugares como Uganda trabajamos lo que en cooperación se llama WASH. En estos talleres donde, entre otras cosas, se les enseña cómo y cuándo lavarse las manos, toda la comunidad es partícipe de la importancia del esfuerzo conjunto para lograr grandes resultados.
Hoy en día, podemos decir que en nuestros proyectos de desarrollo en marcha ya teníamos gran parte del trabajo hecho en cuanto a lavado de manos y saneamiento se refiere. La instalación de fuentes de agua potable, la educación y la provisión de elementos de higiene han sido fundamentales para que el coronavirus no se haya llevado por delante comunidades completas.
Imagina que la solución a la COVID-19 se encontrara en una palabra del diccionario: ¿cuál elegirías? En Ayuda en Acción lo tenemos claro: cooperar es obrar juntamente con otro u otros para la consecución de un fin común.
Todos y todas somos parte de la solución. En nuestra mano está construir un nuevo mundo post COVID-19 marcado por el desarrollo sostenible para todas las personas, en cualquier lugar.
Hoy queremos acercarte a una figura profesional fundamental para conseguir que nadie se quede atrás en esta pandemia: la persona cooperante.
Día del Cooperante en tiempos de COVID-19
Cada 8 de septiembre se celebra el Día del Cooperante, una fecha para reconocer la labor de todos los hombres y mujeres que se dedican profesionalmente a la cooperación internacional para el desarrollo y la acción humanitaria. ¿Te gustaría conocer cómo es su trabajo diario?, ¿qué es lo mejor y peor de su profesión?, ¿cómo están viviendo la crisis de la COVID-19? ¡Entonces no te pierdas estos testimonios de varias personas cooperantes de Ayuda en Acción!
Patricia Cabrera, cooperante en Mozambique
Con nervios, ganas y, sobre todo, mucha ilusión. Así se sentía nuestra compañera Patricia cuando preparaba sus maletas para dejar España rumbo a Mozambique hace más de seis meses. Ella se encarga de gestionar la financiación de nuestros proyectos en el país africano y actualmente está trabajando desde España hasta que mejore el contexto actual de la COVID-19.
Pese a los retos de trabajar en un país marcado por la pobreza y la desigualdad, cuando le preguntamos qué es para ella ser cooperante, advierte: no se trata de trabajar como una heroína, sino de hacerlo con humildad:
“Ser cooperante para mí no es un trabajo de héroes, no es un trabajo diferente al que cualquiera de nosotros podríamos hacer. Significa trabajar humildemente en lo que te gusta, trabajar con la gente, ¡sobre todo trabajar con la gente! Y apoyarnos unos a otros. Yo aprendo muchísimo de las personas en cada viaje y ellas también aprenden conmigo”.
Desde Kampala, capital de Uganda, nuestro compañero Alberto también elige la palabra “humildad” cuando habla de su trabajo como responsable de administración y financiación en el país africano.
“Ser cooperante se podría resumir muy brevemente en saber escuchar, ser humildes, aprender, construir colectivamente; es escarbar esa esperanza que germina entre las grietas de un mundo que agoniza, intentar barrer tristezas y apuntalar esperanzas”.
La principal lección que ha aprendido como cooperante hasta el momento es que todos y todas, en cualquier lugar del mundo, nos parecemos más de lo que creemos:
“A pesar de venir de diferentes contextos, todas las personas tenemos los mismos miedos, sueños, fragilidades, esperanzas, ilusiones… Es un deber colectivo protegernos y cuidarnos porque somos seres interdependientes”.
¿Está afectando la COVID-19 a su trabajo como cooperante? La respuesta ese que sí pues Uganda, al igual que el resto del mundo, no permanece ajena a las brechas causadas por la pandemia. “Estamos reprogramando muchas actividades para adaptarnos al nuevo contexto, sobre todo a través de formaciones para prevenir los contagios y entregas de material sanitario y de protección”, nos cuenta.
Roberto Giuliotto, cooperante en Etiopía
Roberto dirige la oficina de Ayuda en Acción en Etiopía, uno de los países más pobres de África y del mundo. Para él, ser cooperante va más allá del ámbito profesional… ¡es una forma de vida!
“Desde muy joven me he acercado a las asociaciones que promueven los derechos humanos, he hecho voluntariado tanto en mi país de origen, Italia, como en los países de bajo ingresos, y he estudiado para mejorar mis conocimientos y especializarme para poder apoyar a las personas más vulnerables de manera profesional. En pocas palabras, ser cooperante me ha permitido aplicar los valores y principios que defiendo en una profesión. Al igual que alguien que se dedica a la medicina o la enseñanza, es necesario tener una fuerte motivación por querer ayudar a los demás y entender las dificultades que viven”.
También nos aclara que no todo es de color rosa cuando te dedicas a la cooperación:
“Es un trabajo a veces duro, que te expone a riesgos incluso relacionados con la seguridad, pero a la vez muy enriquecedor desde un punto de vista humano. También, más allá del lado romántico, cada vez exige más preparación y conocimientos técnicos para obtener el impacto esperado y administrar correctamente los recursos materiales y humanos disponibles”.
Sobre el impacto de la COVID-19 en nuestro trabajo en Etiopía, destaca el esfuerzo diario del equipo por adaptar los proyectos a los nuevos retos derivados de la pandemia: teletrabajo, protocolos de seguridad, adaptación de los proyectos, medidas de higiene tanto para el equipo de profesionales de la ONG como para las comunidades… Un gran reto al que nunca renunciaríamos, pues nos está permitiendo ser ayuda para miles de familias en situación de vulnerabilidad.
Hoy y cada día nuestro equipo de cooperantes seguirá obrando conjuntamente para la consecución de un fin común: un mundo más sostenible, justo y equitativo.
Con una ola de contagios que no deja de crecer, América Latina es hoy el epicentro de la pandemia de COVID-19. Descubre cómo estamos adaptando nuestros proyectos para que nadie se quede atrás en esta crisis.
El impacto del coronavirus en América Latina
El epicentro actual de la pandemia se encuentra en América Latina y El Caribe. Esto no solo significa que esta zona sea la más castigada en cuanto a fallecimientos y contagios, sino que las consecuencias van mucho más allá:
La región experimentará su mayor contracción económica del último siglo.
Las mujeres, la infancia y los pueblos indígenas sufrirán desproporcionadamente la pandemia.
Aumentará el desempleo: según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), podrían perderse 8,5 millones de empleos.
Se agrandarán las brechas de pobreza extrema y desigualdad.
¿Cómo adaptamos nuestros proyectos en América Latina a la COVID-19?
Las cifras de contagios y fallecimientos por la COVID-19 en América Latina se concentran en los grandes núcleos urbanos. Sin embargo, en las zonas rurales más aisladas y empobrecidas, donde trabajamos, las consecuencias negativas de la pandemia ya se han dejado notar. Medidas como los confinamientos prolongados, las restricciones de movilidad, la suspensión de las clases o el freno de la actividad económica están poniendo en peligro los medios de vida de miles de familias.
Por eso, desde que comenzó esta crisis, en Ayuda en Acción nos hemos adaptado para contribuir a reducir las brechas de pobreza y desigualdad que se han agrandado en la región. ¿Quieres saber cómo lo hemos hecho? Aquí tienes algunos ejemplos:
El vínculo solidario en tiempos de COVID-19:
Si hay un modelo de cooperación que nos caracteriza es el vínculo solidario: una apuesta por la infancia y sus familias donde toda la comunidad participa y los niños y niñas son los protagonistas. Nuestro compañero Neftalí Cruz, responsable de Vínculos Solidarios en El Salvador, nos da algunas claves para entender cómo trabajamos en el contexto actual con la infancia apadrinada del país:
¿Cómo está afectando la pandemia a la infancia del país?
El Salvador está viviendo ahora el pico más alto de contagios. Las familias siguen resguardadas en sus casas y, aunque están autorizadas algunas actividades agrícolas, de pesca y extractivas, estas se han visto muy afectadas por las recientes tormentas tropicales Amanda y Cristóbal. Los niños y niñas se encuentran entre quienes más están sufriendo. No solo su alimentación se ha puesto en peligro, también otros derechos como el derecho a la educación o el derecho al ocio. Las clases presenciales están suspendidas desde el 11 de marzo y muchos alumnos y alumnas no tienen medios suficientes para continuar su educación a distancia.
¿Cómo respondemos a las necesidades de la infancia apadrinada y sus familias?
Lo hacemos siempre respetando todas las medidas de prevención y seguridad, así como garantizando la salud tanto de las comunidades como de nuestros equipos en terreno. Para hacer frente a la emergencia, hemos entregado más de 5.800 kits de alimentos y otros tantos kits de higiene en las comunidades. A través de estas visitas, realizadas gracias a un permiso especial de las autoridades, hemos podido conocer de primera mano la situación de las familias y comprobar que todos los niños y niñas se encontraban bien.
Además, gracias a los Comités de Vínculos Solidarios podemos tener un seguimiento continuado sobre el estado de las comunidades. Están formados por más de 700 personas voluntarias que trabajan coordinadas en todo momento con nuestros equipos en terreno. Esto nos permite actuar ante nuevas necesidades o dificultades que puedan surgir, como por ejemplo una inundación o un problema de salud en algún niño o niña.
Por otro lado, aunque algunas de nuestras acciones de Vínculos Solidarios se hayan suspendido para evitar la propagación del virus, hemos desarrollado otras muchas alternativas dentro de una campaña sobre derechos de la infancia y COVID-19. En ella se incluyen actividades y materiales sobre temas como la prevención de la violencia contra la infancia o el impulso de las medidas contra el contagio, entre otras muchas.
¿Qué ha sucedido con el tradicional intercambio de cartas con los padrinos y madrinas?
El cumplimiento de las medidas de cuarentena como la restricción de la movilidad, la distancia física o la prohibición de las reuniones grupales ha impedido que realizáramos las jornadas donde recogemos las cartas de los niños y niñas. Tan pronto vuelva a ser seguro, retomaremos estas comunicaciones. Mientras tanto, nuestros padrinos y madrinas están informados regularmente de la situación del programa.
Teletrabajo
Nuestra respuesta a las nuevas realidades de la pandemia también afecta a nuestra forma de trabajar. Para poder garantizar la salud y protección de todo el equipo humano que forma Ayuda en Acción, nuestros equipos están teletrabajando. Te lo cuenta Jorge Cattaneo, director general adjunto de la organización:
Proyectos adaptados a la nueva realidad
Nuestros proyectos de cooperación también se han adaptado para dar respuesta a la COVID-19. Un ejemplo lo tenemos en Honduras. Allí desarrollamos desde 2017 “Prawanka”, un proyecto con el que apoyamos a las comunidades indígenas de la Muskitia para que accedan a ingresos y empleos sostenibles. Cuando comenzó la emergencia, detectamos que las economías de la zona no podían sostenerse si no se atendían dos necesidades acuciantes: alimentación e higiene.
Por eso, hemos adaptado la intervención para poder dotar de alimentos, semillas y kits de higiene a más de 3.000 familias miskitas. Lo mejor es que no solo han sido beneficiarias últimas de la ayuda. También han podido mejorar sus ingresos porque han participado en todo el proceso: por ejemplo, en los kits de alimentos se han incluido frijoles cultivados por familias de Ahuás y barras de cacao que producidas por mujeres de Wampusirpi.
Hoy, más que nunca, #SomosAyuda frente al COVID-19 en América Latina. Entra en nuestra web y descubre más detalles sobre nuestro trabajo en la región.
La crisis de la COVID-19 está multiplicando las vulnerabilidades y brechas ya existentes en el mundo. Los mayores efectos se dejan notar en los países más empobrecidos y entre determinados grupos de población. Descubre a quién castiga más la pandemia de coronavirus:
COVID-19 y vulnerabilidades: ¿a quién castiga la pandemia?
1. Mujeres
La igualdad entre hombres y mujeres es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible amenazados por la pandemia. Todo apunta a que la crisis sanitaria, social y económica generada por la COVID-19 aumentará labrecha de género, sobre todo en los países en vías de desarrollo. ¿Por qué las mujeres, que forman la mitad de la población mundial, se ven afectadas de manera desproporcionada por la pandemia? Algunas razones son:
Están en primera línea de batalla frente al virus: se estima que el 67% de la fuerza de trabajo sanitario corresponde a mujeres, por lo que su riesgo de infección es mayor. Además del impacto directo de la enfermedad, en países con sistemas sanitarios frágiles, tienen mayores dificultades para acceder a los servicios de salud materna, puesto que la mayoría de esfuerzos se concentran en atender solo necesidades médicas esenciales. Por otro lado, la falta de anticonceptivos puede originar siete millones de embarazos no deseados en los próximos meses.
Su seguridad personal se resiente: aislamiento, restricciones de circulación, distanciamiento social… algunas de las medidas para frenar la COVID-19 están favoreciendo la propagación de otro virus: la violencia de género. Según algunos estudios, esta violencia aumenta un 20% durante los periodos de encierro, por lo que se calcula que un confinamiento de seis meses puede originar 31 millones de casos de abusos.
La precariedad laboral tiene nombre de mujer: el trabajo informal, tan frágil durante este tipo de crisis, afecta sobre todo a las mujeres. En América Latina y el Caribe, por ejemplo, mientras que los hombres representan el 93% de la fuerza de trabajo formal, las mujeres son solo el 67%.
Aumenta su carga de trabajo en el hogar: la pandemia agrava aún más el reparto desigual de tareas no remuneradas en casa.
2. Infancia
Si no se toman medidas, la crisis de la COVID-19 puede convertirse en una crisis de derechos de la infancia. La pandemia está afectando a pilares fundamentales del desarrollo de los niños y niñas, como la educación, la alimentación o la salud emocional. También preocupa el repunte de la violencia contra la infancia. Está demostrado que las emergencias aumentan la probabilidad de que se produzcan situaciones como los matrimonios forzosos, el trabajo infantil, los abusos, la mutilación genital femenina, la trata o la explotación sexual.
3. Población indígena
La COVID-19 está agravando las vulnerabilidades que ya enfrentaban a diario las comunidades indígenas y afrodescendientes. El testimonio de Alba Guatarilla, líder indígena de la comunidad Awá, en Colombia, es un claro ejemplo de cómo la vida de estos pueblos está empeorando con la pandemia. Antes de la llegada del virus, su comunidad se enfrentaba a la violencia derivada del conflicto armado colombiano, la pobreza, la desigualdad, y cambio climático. Ahora, a la lista de problemas se suman otros como la falta de alimentos y de medidas de higiene y prevención sanitarias frente al virus, por no hablar de las barreras para acceder a un centro de salud.
4. Población migrante
La población migrante, refugiada, desplazada y apátrida del mundo también está encontrando en la COVID-19 a un multiplicador de sus vulnerabilidades. Estos son solo algunos de los obstáculos que enfrentan:
Menos acceso a servicios médicos: esto se debe a obstáculos como el idioma, las barreras culturales, la falta de información, el temor a ser detenidas o deportadas, o las actitudes xenófobas.
La vida en campamentos o en condiciones inseguras (calle, barrios marginales, asentamientos informales…) a menudo está marcada por la falta de acceso a agua, saneamiento e higiene; o el mayor riesgo de sufrir violencia sexual y de género, entre otras amenazas.
Peores condiciones laborales: muchas personas migrantes como Rogelio trabajan en empleos temporales e informales marcados por la precariedad. Otras corren el riesgo de perder su empleo debido a la crisis de la COVID-19. Un colectivo muy afectado es el de las personas migrantes trabajadoras domésticas.
5. Personas con discapacidades
“Las personas con discapacidades sienten que las han dejado atrás durante la pandemia”, aseguraba recientemente Catalina Devandas, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de estas personas. Una de las principales razones por las que sus vulnerabilidades han aumentado con la COVID-19 es que las medidas de contención como el autoaislamiento o el distanciamiento social pueden ser imposibles para quienes necesitan ayuda para, por ejemplo, vestirse, comer o bañarse, explicaba Devandas.
6. Personas mayores
Aunque la infección por coronavirus no entiende de edad, las personas mayores sufren un riesgo mayor de que el contagio derive en una enfermedad grave. De hecho, la tasa de mortalidad de COVID-19 para los mayores 80 años es cinco veces más alta que en el resto de la población. El impacto de la pandemia no solo afecta a su salud. También aumenta el riesgo de sufrir pobreza, discriminación y aislamiento, sobre todo en países en desarrollo, donde los servicios de protección social y sanitarios se verán a menudo desbordados por el virus.
Frente a las brechas de la COVID-19, #SomosAyuda
En Ayuda en Acción trabajamos para reducir las brechas que la COVID-19 está agrandando en todo el mundo. Acompañamos a las personas más vulnerables para que nadie se quede atrás en la recuperación frente a la pandemia. Y lo hacemos gracias al apoyo de miles de instituciones, empresas y personas que apuestan, ahora más que nunca, por la solidaridad y los derechos humanos como mejores herramientas para salir de la crisis. Visita nuestra web para conocer cómo, con tu apoyo, #SomosAyuda frente al COVID-19.
Aunque la pandemia provocada por la COVID-19 se está dejando notar en todo el mundo, sus efectos están golpeando de forma desproporcionada a determinados grupos de población: las comunidades indígenas son uno de los más castigados. Descubre cómo desde Ayuda en Acción apoyamos a los pueblos indígenas para que puedan hacer frente a los retos del coronavirus.
La COVID-19 aumenta la vulnerabilidad de los pueblos indígenas
Antes de que el coronavirus irrumpiera en sus vidas, los pueblos indígenas ya convivían con laprecariedad en su vida diaria:
Falta de acceso a agua, higiene y saneamiento.
Escaso acceso a servicios de salud.
Falta de acceso a la educación.
Pobreza: tienen casi tres veces más probabilidades de vivir en la extrema pobreza que los no indígenas.
Conflictos y violencia.
Represión y criminalización: cada mes, cuatro líderes indígenas son asesinados en América Latina por defender sus derechos.
Pérdida de su cultura y tradiciones: el 40% de las lenguas indígenas están en peligro de extinción.
Expropiación de sus tierras.
Impacto del cambio climático, etc.
¿Cómo afecta ahora la COVID-19 a los pueblos originarios? Tanto para ellos como para otros grupos de riesgo como las personas migrantes y refugiadas, las mujeres, la infancia o la población afrodescendiente, el coronavirus está actuando como multiplicador de sus problemas. Si antes ya partían de una situación de desventaja, el virus no ha hecho más que agravarla.
Un ejemplo claro de cómo la COVID-19 se está cebando con los pueblos indígenas lo tenemos en el Amazonas. En los territorios que bañan el río más caudaloso del planeta, el virus está golpeando con una virulencia inusitada: los contagios entre las comunidades indígenas superan ya los 20.000, según ha alertado la Organización Panamericana de la Salud.
Frente al COVID-19, #SomosAyuda para las personas indígenas
Apoyo a las mujeres indígenas de Colombia
Alba Guaitarilla es una líder indígena colombiana. A su lucha por defender los derechos de las mujeres y frenar la pobreza y la violencia en su comunidad, se han sumado sus esfuerzos por hacer frente a la COVID-19.
Pertenece a la comunidad indígena Awá y vive en el departamento de Nariño, al suroeste de Colombia. En este territorio, donde la población Awá supera las 22.000 personas, el coronavirus ya ha dejado más de 2.000 casos confirmados y alrededor de un centenar de fallecidos. La propia guardia indígena se encarga de vigilar comunidades como las de Alba para controlar el toque de queda y evitar la propagación del virus.
El caso de la población Awá es un claro ejemplo de cómo la COVID-19 está aumentando las situaciones de vulnerabilidad ya existentes. Se trata de comunidades muy afectadas por el conflicto armado del país, la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. La peor parte se la llevan las mujeres: sufren violencia sexual, malas condiciones laborales y de trabajo doméstico (provocadas, por ejemplo, por la concentración de humo en las cocinas), y se ven obligadas a recorrer largas distancias para recoger agua y alimentos, con los peligros que esto supone para su seguridad.
A estas amenazas se han sumado otras derivadas de la pandemia: Alba nos cuenta que faltan alimentos y la mendicidad ha aumentado. Tampoco hay suficiente material ni información para garantizar la higiene y la prevención frente al virus. Para frenar esta situación, desde Ayuda en Acción estamos apoyando a comunidades indígenas como la suya con alimentación y material de sensibilización. Por ejemplo, gracias al apoyo de la empresa Renta 4 Global Fiduciaria, hemos entregado 200 kits de alimentos para las familias más vulnerables de Nariño.
En Honduras, la emergencia de la COVID-19 también está agravando las dificultades de los grupos indígenas, sobre todo de la infancia y la adolescencia, para acceder a derechos básicos como la alimentación, la salud y la educación. En nuestro trabajo diario con las comunidades Pech, Miskitus, Tawakas, Lencas, Garífunas y Tolupanes estamos comprobando que el derecho a la educación es uno de los más vulnerados, pues la falta de acceso a Internet es muy común en las comunidades indígenas y afrohondureñas.
Como indica Roberto Bussi, director de Ayuda en Acción Honduras, “para poder responder de la mejor forma posible a las necesidades de los pueblos indígenas durante la pandemia, estamos adaptando nuestra intervención a su cosmovisión, tradiciones y cultura”. Por ello, por ejemplo:
Elaboramos materiales de sensibilización en las lenguas locales.
Apoyamos a los centros sanitarios con personal indígena para que ayude y oriente mejor a las familias sobre cómo prevenir el contagio.
Involucramos siempre a los y las líderes indígenas en las distintas intervenciones, de manera que se tengan siempre en cuenta su conocimiento del territorio, así como sus costumbres, leyes y cultura.
Los alimentos que distribuimos durante la emergencia son respetuosos con su cultura, costumbres y gastronomía.
Hoy, más que nunca, #SomosAyuda para que nadie se quede atrás en la lucha contra la COVID-19. El apoyo de miles de personas, instituciones y empresas solidarias nos permite continuar acompañando a los pueblos indígenas para que puedan ejercer sus derechos y sean tratados como aliados para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y social que vivimos.
Cada año, aunque muy lentamente y de forma desigual, los derechos humanos avanzaban poco a poco: educación, salud, trabajo… Sin embargo, la pandemia del coronavirus ha hecho que, por primera vez desde 1990, el mundo viva una caída generaliza del desarrollo humano. Uno de los derechos más afectados por la COVID-19 es el derecho a la educación. Conoce cuál está siendo el impacto en los países en desarrollo y cómo estamos trabajando desde Ayuda en Acción para frenarlo.
Derecho a la educación y COVID: un impacto desigual
La mayoría de los países han cerrado sus centros educativos para intentar frenar la propagación del coronavirus. ¿El resultado? Más de 1.200 millones de estudiantes de todo el mundo han visto afectada su educación. Ya tenemos algunas cifras que reflejan las consecuencias globales de este “parón”:
Más de la mitad de los niños y niñas del mundo no tiene Internet, con lo que pierden su principal oportunidad para continuar formándose durante el confinamiento.
El 60% de la infancia no está recibiendo ninguna educación.
Si no hay mejoras, a final de 2020 la tasa efectiva de infancia sin escolarizar será la que el mundo tenía enlosaños 80. Se trata del mayor retroceso jamás registrado.
Sin embargo, que estemos hablando de un impacto global no quiere decir que afecte por igual a todas las partes del mundo. Las peores consecuencias las sufren los niños y niñas que viven en países en desarrollo. Si su derecho a la educación ya se encontraba en la cuerda floja antes de que el virus llegara a nuestras vidas, la pandemia no está haciendo más que agravar la situación.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha calculado el impacto de la COVID-19 sobre latasa de desescolarización primaria de los países. Las desigualdades son mayores que nunca:
Países de desarrollo humano bajo: en lugares como Níger, Malí, Chad o Mozambique un 86% de la infancia está hoy fuera de la educación primaria.
Países de desarrollo humano medio: aquí se incluyen países como Kenia, Honduras o Nicaragua. Tras la COVID-19, se calcula que el 74% de su infancia no puede acceder a la educación primaria.
Países de desarrollo humano alto: es el caso, por ejemplo, de China, Perú o México. Aquí la tasa de desescolarización en primaria es del 47%.
Países de desarrollo humano muy alto: imagina Noruega, España o Chile. En este caso, la tasa de niños y niñas de primaria sin escolarizar sería ahora del 20%.
Del 20% al 86%. Preocupa, ¿verdad? En definitiva, en función de algo tan aparentemente aleatorio como el lugar donde vivamos, ir a la escuela tras la COVID-19 puede ser una utopía o una realidad.
Más allá del abandono escolar
El cierre de las escuelas por la COVID-19 provoca mucho más que abandono escolar temprano. Por ejemplo, los comedores escolares son la única oportunidad para asegurar que muchos menores en situación de vulnerabilidad puedan acceder a una comida sana y equilibrada al día. Los colegios también funcionan como espacios de protección para impedir que muchos niños y niñas sean víctimas de algún tipo de violencia. En países como Kenia sirven incluso para evitar que muchas niñas sean víctimas de mutilación genital.
Defendemos la educación en tiempos de coronavirus
La educación es uno de los derechos más importantes que deben protegerse en situaciones de emergencia como la que estamos viviendo. ¿Las razones?
Continuar con la educación ayuda, en la medida de lo posible, a aportar un poco de normalidad en un contexto que puede llegar a ser traumático para muchos niños y niñas.
La infancia más vulnerable corre el riesgo de quedarse atrás durante las emergencias y nunca recuperar su ritmo normal de aprendizaje. Lo estamos viendo con las estimaciones del PNUD.
La educación es una herramienta muy poderosa para recuperarse tras la emergencia. Todas las personas que forman la comunidad educativa pueden convertirse en actores de cambio: difundiendo medidas de prevención y protección entre el alumnado, promoviendo valores como la solidaridad o la empatía, etc.
Por estos y otros muchos motivos, asegurar el derecho a la educación es un pilar fundamental de nuestra respuesta humanitaria frente al COVID-19. La distribución de tablets o aplicaciones educativas o el apoyo al profesorado y las familias son algunas de las acciones que estamos desarrollando para apoyar a la infancia más vulnerable.
Ahora más que nunca, #SomosAyuda frente al COVID-19 para defender una educación inclusiva, equitativa y de calidad, tanto en España como en nuestros proyectos de América Latina, Asia y África.
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Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
Interesado/a
Compartirle información institucional, incluso a través de correo electrónico, para mantenerte actualizado sobre nuestras actividades.
Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales.
Informante y/o afectado (denuncia)
Gestionar las denuncias interpuestas a través del canal de denuncias.
Cumplir nuestras obligaciones legales.
Informante (consulta, sugerencia y queja)
Gestionar las consultas, sugerencias y quejas recibidas a través de los canales de comunicación habilitados.
Cumplir nuestras obligaciones legales.
Miembro del Patronato o Consejo Asesor
Gestionar su nombramiento como miembro del órgano al que pertenece, así como facilitar el buen funcionamiento del mismo.
Acreditar su condición como miembro del Patronato o Consejo Asesor en términos de idoneidad y honorabilidad.
Publicar su trayectoria profesional en la Web.
Sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, así como cumplir nuestras obligaciones legales.
Proveedor
Gestionar y administrar la gestión de proveedores de Ayuda en Acción, esto es, pago de facturas.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
Socio/a
Gestionar su vinculación como socio/a, esto es, tramitar sus donativos, enviar las certificaciones tributarias, conocer su grado de satisfacción, fidelizar su compromiso mediante incrementos de donativos o participación en acciones concretas, entre otros.
Compartirle información institucional, incluso a través de correo electrónico, para mantenerle informado sobre nuestras actividades.
Dar a conocer la labor de nuestros socios/as, así como sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente.
Tercero que da de alta a un(a) socio/a
Gestionar incidencias que pudieran surgir con la vinculación del/de la socio/a.
Su consentimiento para el tratamiento de sus datos personales.
Voluntario/a
Gestionar y administrar el voluntariado de Ayuda en Acción.
Acreditar su condición como voluntario/a en términos de idoneidad y honorabilidad.
Dar a conocer la labor de voluntariado, así como sensibilizar y rendir cuentas sobre las actividades desarrolladas por Ayuda en Acción.
Cumplir las obligaciones contractuales derivadas de la relación existente, así como cumplir las obligaciones vinculadas al ámbito de la seguridad y protección social.
En algunos casos, trataremos datos personales en relación con su imagen, para lo que se recabará su
consentimiento cuando así se considere necesario y el tratamiento no se encuentre amparado en ninguna de
las anteriores finalidades y bases legales.
Ayuda en Acción pone en su conocimiento que en caso de ser usuario de nuestro website podremos crear un
archivo automatizado con los datos personales que a través del mismo nos proporcione, los cuales podrían
ser utilizados con la finalidad de efectuar estadísticas, la gestión de incidencias o la realización de
estudios de mercado, entre otras actividades. Dicho tratamiento se basará en los intereses legítimos de
Ayuda en Acción.
La no cumplimentación de ciertos datos de carácter personal nos impedirá prestar todos aquellos
servicios para los que dichos datos sean necesarios.
III- PLAZO DE CONSERVACIÓN DE LOS DATOS
Conservaremos sus datos personales durante el tiempo necesario para el cumplimiento de las finalidades
descritas anteriormente en función de las bases jurídicas que habilitan el tratamiento. Sin perjuicio de
lo anterior, la conservación también se efectuará por el periodo que resultase necesario para la
formulación, el ejercicio o la defensa de potenciales reclamaciones y/o siempre que lo permitiese la
legislación aplicable. En este último supuesto, sus datos personales sólo serán tratados a efectos de
acreditar el cumplimiento de obligaciones legales o contractuales a las que estamos sujetos.
IV.- DESTINATARIOS DE LOS DATOS
En ningún caso comunicaremos, explotaremos tus datos personales o los destinaremos a un fin distinto del
detallado anteriormente. Cabe mencionar que los datos podrán ser comunicados a los empleados y
colaboradores de la Fundación AYUDA EN ACCIÓN que necesiten conocer información sobre usted para llevar
a cabo labores relacionadas con las finalidades indicadas anteriormente.
Con este fin, le informamos que sus datos personales podrán ser transferidos a otras oficinas de la
Fundación AYUDA EN ACCIÓN, las cuales aplicarán las mismas medidas de seguridad técnicas y organizativa
para garantizar el tratamiento adecuado de sus datos personales. En el supuesto de que desee apadrinar a
niños/as residentes en México, le informamos que sus datos serán comunicados para gestionar su
apadrinamiento a la entidad Ayuda en Acción de México Asociación Civil, la cual dispone de garantías
suficientes.
Algunas organizaciones que colaboran con Ayuda en Acción, tales como agencias de medios de comunicación,
agencias de viajes, o financieras, entre otras, pueden tener acceso a los mismos como encargados de su
tratamiento, para que así podamos llevar a cabo nuestra labor. En ocasiones este tercero puede
encontrarse en países situados fuera del Espacio Económico Europeo que no ofrecen un nivel de seguridad
adecuado de acuerdo al RGPD. En estos casos, firmamos un contrato por escrito entre ambas partes en el
que se incluyen las cláusulas contractuales tipo según estándares aprobados por la Comisión Europea para
la transferencia de información personal fuera del Espacio Económico Europeo. En todo caso, la
transferencia, la conservación y la gestión que realicemos de su información personal seguirán
rigiéndose por la presente Política de Privacidad.
Igualmente le informamos que los datos relativos a su aportación serán comunicados a la Agencia
Tributaria con la finalidad de tramitar sus beneficios fiscales, así como a aquellas otras autoridades
de control que nos soliciten sus datos siempre que se respeten todos los preceptos previstos legalmente.
V.- TUS DERECHOS
Ayuda en Acción le informa sobre la posibilidad que te asiste de ejercitar los derechos de acceso,
rectificación, supresión, portabilidad y limitación del tratamiento de los datos personales que tenemos
recogidos.
De manera adicional, tendrá el derecho a oponerse al tratamiento de sus datos personales en los
supuestos recogidos en la normativa de protección de datos aplicable.
Dichos derechos podrás ejercitarlos, por ti mismos o por quien te represente, mediante solicitud escrita
y firmada dirigida al Responsable de Datos Personales de Ayuda en Acción, a través de:
Dicha solicitud debe contener los siguientes datos: su nombre y apellidos, domicilio a efectos de
notificaciones, fotocopia de tu Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, y petición en que se
concreta la solicitud. En el caso de representación, deberá probar la misma mediante documento
fehaciente. Para enviar esta solicitud puede hacer uso de los modelos puestos a disposición por parte de
la Agencia Española de Protección de Datos, los cuales pueden ser firmados electrónicamente.
Además de los anteriores derechos, en caso de que sea la base jurídica del tratamiento de sus datos
personales, también tiene derecho a retirar el consentimiento otorgado en cualquier momento mediante el
procedimiento más arriba descrito, sin que dicha retirada de consentimiento afecte a la licitud del
tratamiento anterior a la retirada del mismo, y sin que en ningún caso condicione el tratamiento de
datos personales efectuado en virtud de otra base legal. Ayuda en Acción podrá continuar tratando sus
datos personales en la medida en que la ley aplicable lo permita.
En general, respondemos las solicitudes en el plazo de un mes, aunque según la complejidad y el número,
se podría prorrogar el plazo otros dos meses más, en cuyo caso se lo notificaremos.
Finalmente, te recordamos que tienes derecho a presentar una reclamación ante la autoridad de control
pertinente.
VI. MODIFICACIONES A LA POLÍTICA DE PRIVACIDAD
Ayuda en Acción se reserva el derecho de modificar su Política de Privacidad de acuerdo con la
legislación aplicable en cada momento. En todo caso, podrá consultar cualquier modificación de la
Política de Privacidad en nuestra página Web.